Política
Exclusivo de NOVA

¿Cuál es el colmo del gobernador Pullaro? Robarse hasta las cajitas felices de los McDonald's

La piletas vacías del gobernador santafesino Maximiliano Pullaro.

Cuentan los memoriosos que cuando se inauguró la pileta, un abuelo se tiró dentro, con su perro. Y que, una parejita gay, se juró amor eterno bajo el agua.

Estas, y miles de anécdotas más, se cuentan de ese día bajo el sol que partía la tierra y los arenosos caminos que circundaban a la rotonda Don Bosco. Había nacido, “La Esquina encendida”.

El lugar que había pergeñado la “Chiqui González”, era un verdadero paraíso en el mismísimo infierno. Entre las balas de las bandas, el manotazo a la cartera, los remises truchos con carteles manuscritos con fibrones, se erigía el nuevo proyecto social, en donde otrora era el campo universitario.

Mano y manto en la distancia y soledad

A la par de los talleres que se dictaban, estaba siempre la parte gimnástica y formativa. Tercera edad, y otros, que sería imposible enumerar. La propuesta era formar en oficios y generar actividades en un lugar donde la marginalidad empujaba a los más jóvenes a las peores decisiones.

Así, surgió “La esquina encendida”, con calor de hogar y abrazo materno. Se cuenta que, hasta un carnet era expedido a los integrantes. Ya no era “la ciudad”, sino el norte, siempre olvidado y perdido, que iniciaba un camino de reconstrucción e inserción dentro de los ejes ciudadanos, signados siempre por el sur y el centro, en donde la cultura de los “copetudos” se llevaba y lleva la tres cuarta parte del presupuesto asignado.

Criterios peronistas en la "Chiqui"

Inspirados quizás en las colonias de vacaciones de Alta Gracia, como Chapadmalal, que inspirara “El General” estos “albergues de almas”, fueron el similar de la bendición de un Padre Catena, en donde comulgaba la diversión con las sutilezas del espíritu.

En donde un “Pater Noster” se oía rezar en la voz de una anciana cuya piel rugosa llegaba hasta la comisura de sus labios y boca desdentada, hasta la comisura bucal insinuante teñida de carmín, de la prostituta que por WhatsApp, pasaba su tarifa al cliente, partiendo de la base de 30 minutos.

Y entonces... Cayó Perotti

Todo venía mas o menos bien, hasta que un día…llegó Omar Perotti. Habría que remontarse a los bárbaros y los “Hunos”, para encontrar una destrucción tan perversa.

Una militante fracasada como candidata a concejal pero puesta a dedo por Alejandra Obeid, fue la encargada de quitar apoyo a estos espacios. Y un Ministro como Jorge Llonch, más ocupado por sus campos en la localidad de Alejandra, la costa, acompañado por un funcionario inoperante como Jorge Pavarín, extendieron entonces el certificado de defunción a estos lugares.

La “pandemia”, en su fase I, y II, fueron el artilugio para que estos lugares fuesen centro de vacunación, a cargo de Ignacio “Nacho” Martínez Kerz, hábil para el manejo de fondos de desarrollo social, que firmaba partidas para merenderos ubicados en paradas de colectivos o “copas de leche” en los médanos de playa norte. Del gasoducto, 17 kilómetros más hacia noroeste.

Post Pandemia y sin ideas

La Pandemia desvastó cuerpos y mutiló familias. Pero hizo que se evidenciara la verdad:

“Maru” Escobar y Llonch, siempre carecieron de ideas, así como de ganas y conocimiento. Una chica de barrio, sin más formación que cantar la “marcha peronista” y un bajista frustrado, eran el “cóctel” ideal para desarmar todo lo hecho prolijamente por el socialismo.

Pero lo peor, no había pasado todavía. Faltaba llegar.

Un Pullaro sin equipos sociales

Condicionado por los movimientos “celestes”, pastores que prometen el cielo olvidándose que la tierra es el lugar dado por Dios para ser mejorado y vivido, y con una fascinación por el sur, Maximiliano Pullaro no supo encontrar la persona adecuada para el área de Cultura.

Como que también, puede deducirse que el tema… ¡No le interesa demasiado! . Sus funcionarios son grises, posan para la foto, enjundiosamente enfundados en sus “Jeans” de marca, “chupines” engomados, o detalles sutiles que haría del mismísimo Gardel, una parodia digna del mejor sainete criollo.

Patrulleros, balas, escáner, cárcel, es lo que se ve a diario en los copetes de los diarios. Ajuste, presentismo docente, cesantías en ASSA, guiños y votos aportados a Milei, son el “maná” cotidiano que azuza a los ciudadanos.

Las infancias por las que tanto dio la “Chiqui” y apostaron los equipos del socialismo, hoy están bastardeadas y olvidadas en un imaginario colectivo que comenzó a tejerse en el 2009.

Las piletas con calefacción para el pobrerío, hoy albergan palomas y “Caca” de horneros. Las lauchas corren despavoridas ante la luz poderosa de la linterna del “sereno”, mientras en una sórdida esquina, una “faca” se apoya silenciosa en la yugular de un remisero que ven como le vacían la recaudación.

La estatua de Don Bosco, en la esquina, mira en desolado silencio esta escena cotidiana. El lenguaje verbal y no verbal de “Maxi”, lo dice todo. Está en guerra. Permanentemente.

Estado ideal para que su ministro Goity, le acerque desde Mercado Libre aunque sea, un ejemplar usado de “La guerra y la paz”, de León Tolstoi. Su Secretaria de Turismo ha leído seguramente “Ana Karenina”, y puede hacer su aporte.

Porque el amor, y la paz, todo lo pueden. Y la cultura, también.

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