Señor director de NOVA, Mario Casalongue:
El debate sobre el aborto nos enfrenta con una elección cuya resolución nos definirá como personas y como Nación. Por un lado, la vida como valor supremo, la cultura del cuidado, de la esperanza, del encuentro, de los vínculos, del amor... Por el otro, el derecho a decidir por la vida del otro, la cultura del descarte, del deshecho, de la eliminación de los más débiles, de la cosificación.
Este dilema no es nuevo. El General Perón fue contundente a la hora de tomar una posición sobre el asunto; no sólo en el plano de las ideas, sino como parte de su acción política de gobierno. En sus primeros dos gobiernos (1946 y 1952) desarrolló una amplia acción tendiente a proteger la vida por nacer, la familia y a la mujer, como principal responsables del cuidado de los niños. Y fue responsable de que en la década del 70 la Argentina se opusiera internacionalmente al aborto, frustrando en Bucarest la propuesta de Henry Kissinger de impulsar las prácticas abortivas como parte de un plan mundial de control de la natalidad.
El aborto es el fracaso del Estado, de la sociedad y de la humanidad, en el cuidado y la defensa de lo mejor y más importante que tenemos: la vida. Es aceptar y adoptar la cultura de la muerte y resignarse a lo peor de la injusticia social.
Nos interpela el Papa Francisco con dos preguntas que si hubiera un poco de sensatez nos podría haber evitado este debate que no responde a un pedido de nuestro pueblo sino a compromisos con intereses inconfesables: ¿Es justo eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo alquilar un sicario para resolver un problema?
Con el proyecto en debate no solo se elimina una vida humana para dar respuestas a un "capricho gorila y burgués" sino también se esta dando lugar a políticas diseñadas por los poderes centrales que desde hace décadas promueven el control de natalidad como forma de proteger sus intereses.
La Jefa Espiritual de la Nación entendía que el problema de la niñez era por excelencia el de su mayor atención y máximo cariño, y dejó gravado en el alma de nuestro pueblo que "donde hay una necesidad nace un derecho".
Nadie puede obviar que el niño por nacer tiene necesidad de nacer, excluir del debate la vida en desarrollo, que no puede interrumpirse sin acabar con su existencia, no solo es falsear la realidad sino también la expresión más acabada de la colonización ideológica que nos somete y de la cultura de la erte que ejerce toda su violencia contra los más débiles e indefensos.
Hoy, como ayer y como siempre La Vida con Perón.
Por eso, los peronistas debemos impedir que el gobierno que apoyamos cometa el peor de los errores. Porque la vida que se va, no vuelve. Porque suprimir el derecho a la vida a un indefenso, en nombre del deseo o la libertad ajenas, es un "avance" hacia una sociedad deshumanizada.
Peronistas Por la Vida Santa Fe