Por Jorge Enrique Yunes (*), especial para NOVA.
Cuando las incipientes informaciones de los distintos medios de prensa, no oficialistas corajudamente comenzaron a sindicar al actual vicepresidente como el principal protagonista del tráfico de influencias en beneficio de su “digno amigote”, Alejandro Vandenbroele, quien fuera titular de la sospechada ex Ciccone Calcográfica S.A., recientemente expropiada por el Estado Nacional, quien monopolizaba la impresión de papel moneda en el País, y sin que el vicepresidente Amado Boudou, dijera una sola palabra respecto de la denuncia penal federal que incoa en su contra el Fiscal Federal Carlos Rívolo, por malversación de fondos públicos, negociaciones incompatibles con sus funciones, defraudación al Estado, y lavado de dinero, me "asaltó" (el término empleado aquí resulta de una aplicación casi profética) este interrogante que encabeza el título de la presente nota.
Es que en realidad el Vudú es considerado como uno de los más ancestrales rituales de magia negra, y a poco de otear el desarrollo de los desgraciados hechos ocurridos en el País, que presagiaban un año 2012 verdaderamente apocalíptico, con el arranque de las sospechosas muertes del Subsecretario de Comercio Exterior, Iván Hein, quien se suicidara en el Hotel Radisson en plena cumbre del Mercosur realizada en Montevideo, Uruguay, y el caso del Gobernador de Río Negro, Carlos Soria, asesinado por su propia esposa en una de las habitaciones de la casa familiar y a escasos 23 días de haber asumido el cargo, parecería que dicho ritual constituye el arma secreta de los más acérrimos enemigos de La Viuda, quien se ve atribulada por tanto desastre político junto.
Léase y véase: cacerolazos por todo el territorio nacional en contra de la pavorosa inseguridad, el patoterismo estatal y la corrupción estructural; auto acuartelamiento de las Fuerzas de Seguridad de Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina, quienes amenazadas por recortes salariales avalados por la nueva Ministra de Seguridad Nilda Garré, reclaman ahora pagas dignas que estén a la altura de sus funciones; papelones públicos como el ocurrido en su visita a la Universidad de Harvard (EEUU) con cacerolazo incluido; y la captura de la nave insignia de la Armada Argentina, la Fragata Libertad, en el puerto de Tema, distante 14 Km. de Accra, capital de Ghana, con motivo de una medida cautelar interpuesta por los fondos buitres que reclaman el pago de U$S 384 millones de dólares por los bonos que entraron en default durante la azarosa crisis del 2001 y que constituye por ahora la frutillita del postre, además de una ominosa y triste circunstancia para todos los compatriotas.
Se sabe que Amado (¿odiado?) Boudou no es precisamente santo de la devoción de Máximo Kirchner y si bien Cris aparenta una férrea personalidad, nunca está demás dirigir la mirada hacia el primogénito, quien a mi entender tiene cada vez más su cuotita de poder en las sombras y hoy por hoy no resulta para nada descabellado analizar políticamente el crecimiento e influencia de La Cámpora en la política nacional. Verbigracia, no nos olvidemos del actual jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina o del juvenil y verborrágico vice Ministro de Economía, Axel Kiciloff, como para citar solo algunos ejemplos.
En fin, no quiero ser mal pensado, pero más de una vez apelo al olfato como virtud pituitaria más que cerebral, y hasta ahora no me ha decepcionado. Veo terminarse un año 2012 políticamente muy difícil, sostenido exclusivamente con políticas de subsidio, de coyuntura, camaleónicas, en vez de genuinas Políticas de Estado que son las que trascienden, las que modifican medularmente, en vez de emparchar caprichosa y precipitadamente.
La altanería y la soberbia de la Presidenta ha fracturado el tejido social. Levanta permanentemente con su conducta y su política la bandera de la división entre los argentinos. Esto no sólo no es bueno sino que resulta altamente peligroso.
La inflación existe a pesar del INDEC y de Guillermo Moreno, y devora sin prisas pero sin pausas el magro salario de los trabajadores.
La inseguridad se enseñorea en nuestras calles y nos arrebata la vida a cada instante con el amparo de jueces garantistas y la connivencia de una policía corrupta. El crimen organizado, como el narcotráfico, hace rato que dejó de ser un fantasma y se encuentra hoy por hoy poco menos que institucionalizado.
Así no se puede continuar. Quiero un pueblo trabajador digno, no un rejunte de limosneros y atorrantes. Quiero la caña de pescar, no el pescado. Quiero el esfuerzo personal recompensado, no la haraganería subsidiada. Quiero una Argentina que sea cabeza de Latinoamérica y faro del mundo, en vez de reina de la oscuridad. Quiero seguridad, no revanchismo. Quiero educación, no aturdimiento. Quiero una Patria verdadera, no una colonia servil y denigrante.
Señora Presidenta, por favor ¿nos la puede dar?
(*) Abogado; Doctorado en Ciencias Jurídicas y Sociales; Analista Político; Investigador; precandidato a diputado nacional por el Distrito Santa Fe en las Elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias del 14 de agosto de 2011.
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